ORIGEN Y CONCEPTO
Los
economistas clásicos anteriores a los años treinta; nunca tuvieron en mente que
el desempleo llegara a ser tan persistente, no podían imaginarse una gran
cantidad de gente desempleada inundando las calles con la venta de lápices en
forma tan abundante.
En
respuesta a esto es que John Maynard Keynes propuso “LA TEORIA GENERAL DE
KEYNES”, a través del cual se difundía una forma alternativa del estudio
macroeconómico. En el cual se analizaban las malas políticas económicas y las
perturbaciones externas. Esta revolución propuesta por Keynes se basa
principalmente en dos aspectos que son
A)
El concepto de demanda agregada
B) La teoría Keynesiana de la oferta agregada.
Esto
fue producido por que el clásico enfoque económico, que suponía precios y
salarios flexibles; mientras que Keynes proponía que estos eran rígidos e
inflexibles. Ya que según Keynes la oferta no dependía simple y directamente de
la demanda, por lo que la producción podía alejarse de su nivel potencial (y
mas eficiente) por largos periodos.
Con
esto Keynes revoluciono la macroeconomía, al demostrar que la curva de oferta
agregada tenia pendiente positiva a corto plazo, mientras que la de demanda
agregada tenía pendiente negativa. Entonces mientras mayor la demanda agregada,
la producción aumenta en conjunto con los precios y el empleo.
Retomando
la idea anterior, según Keynes los precios y los salarios son inflexibles. Por
ende si la demanda agregada es muy baja; esto nos llevara a un alto nivel de
desempleo y a una baja producción. Lo que implicaría una gran miseria, y en el
caso de no existir un mecanismo de regulación macroeconómico; esta miseria
podría prolongarse por largos periodos.
Es
entonces con la gran depresión económica de los treinta en donde se demostraba
que el modelo clásico macroeconómico era insostenible, y con la revolución
Keynesiana, se demuestra otra manera de análisis macroeconómico distinto al
enfoque macroeconómico clásico. De esta manera el modelo Keynesiano fue cada
vez más aceptado por los economistas produciendo un cambio fundamental en el
manejo económico por parte del estado.
2.- DEMANDA AGREGADA
Gasto total planeado o deseado de la economía
el cual se determina por factores como el nivel agregado de precios, la
inversión, el gasto publico, la función de consumo y la oferta monetaria.
3- OFERTA
AGREGADA
Valor
total de los servicios y bienes producidos por una empresa. La cual esta en
función de la tecnología y el valor de los precios existentes en ese momento.
4.- FUNDAMENTO DEL TEORÍA ECONÓMICA DE KEYNES
En términos no
técnicos, el liberalismo económico clásico asume que cuando se produce un bien
se ha producido también los medios para su compra (en la medida en que para
producirlo se ha gastado dinero, ya sea en inversiones de capital, compra de
materias primas, sueldos, etc.). En esa situación lo racional es comprar (dado
que mantener dineros sin uso no produce beneficios. En todo caso, el posible
ahorro de algunos es equilibrado por el endeudamientos de algún otro). Sigue
además que para fomentar crecimiento económico hay que fomentar la producción:
a más producción, más dinero, más compras, etc. Así, en el largo plazo, no solo
todo lo que se produce es lo mismo que todo lo que se compra sino que todos
están interesados en que el sistema funcione a máxima capacidad (se logra un
equilibrio entre la producción y la demanda agregada que tiende al máximo uso
de los recursos).
En
esa situación lo racional es utilizar inmediatamente cualquier ingreso, dado que mantener
dinero sin uso no produce beneficios. Nótese que lo anterior implica
equivalencia estricta entre ahorros e inversiones: “posponer consumo”
sin invertir el dinero es equivalente a mantener sumas ociosas, es decir, es
económicamente irracional, como lo es el no utilizar para invertir sumas
disponibles en los bancos (los ahorros de otros, etc.).
Keynes
postuló que en ciertas situaciones es económicamente racional no gastar dinero.
Por ejemplo, si los precios están bajando es racional no comprar hoy porque con
el mismo dinero se comprará más la semana que viene. [2] Por el mismo motivo,
disminuye la cantidad de gente interesada en utilizar préstamos (los ahorros de
otros): si los precios bajan, no solo se comprará más la semana que viene sino
que las tasas de interés, sueldos, etc. serán menores. Igualmente, una baja del
empleo o de los salarios puede llevar a otra en la demanda, y por lo tanto a
una baja en la producción, llevando a su vez a más desempleo. Así, sucede que
la economía establece un punto de equilibrio nuevo donde convive perfectamente
en una situación lejana de la utilización óptima de los medios de producción.
Específicamente, en la década de los '30 del siglo XX, durante la Gran
Depresión, con una alta tasa de paro.
Así
pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o
automáticamente a través de la acción del mercado y esa falla tiende a resultar
en crisis, parecería conveniente encontrar alguna manera de armonizar esas
variables. Keynes postula que la única fuerza capaz de hacer eso es el Estado.
En términos prácticos, y para contrarrestar la espiral negativa de los años 30, Keynes proponía que en momentos de estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económicos.
Teoréticamente, hay tres maneras que el Estado puede financiar esos gastos:
1.- Aumentar los impuestos.
2.- Imprimir más dinero
3.- Endeudamiento fiscal (uso de los dineros
que la población está ahorrando).
Keynes
propuso financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento. El
otro lado de esa política es que el Estado debe pagar esa deuda cuando sus
ingresos aumenten, debido al incremento por ingresos de impuestos cuando
eventualmente haya un auge (notese: ese aumento en los ingresos se debe al auge
o expansión en la economía, etc, no a un incremento en la tasa de impuestos) En
otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general
un papel contra cíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de
recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos
económicos se aminoran y no se transforman en crisis
Conviene
notar que lo anterior se puede interpretar de dos maneras: la primera: que
"todo lo que se vende es igual que todo lo que se compra" es
obviamente correcta. La segunda, que "los costos de todo lo que se produce
están cubiertos por todo lo que se compra" es debatible. Keynes sugiere
que lo último solo es correcto cuando todo lo que no se gasta es inmediatamente
ahorrado (se deposita en un banco) y todo lo ahorrado es directamente
invertido. Sucede que, en realidad, hay, por lo menos, una cantidad de dinero
que ni se usa para comprar ni se ahorra en ese sentido: se mantiene "en el
bolsillo" o como reserva líquida. Esta preferencia por la liquidez tiene
efectos económicos.
5.- FORMALIZACIÓN DEL SISTEMA KEYNESIANO
Para entender el
funcionamiento real de la economía y sus diferencias con el esquema formal del
dogma clásico, especialmente del punto de vista de que sucede cuando el ingreso
aumenta, Keynes desarrolló los conceptos de:
·
Propensión a consumir o propensión marginal al
consumo Si
la propensión a consumir es débil, las oportunidades de inversión no son
atrayentes, dado que quienes invierten buscan ganancia. Una demanda baja reduce
la posibilidad de obtenerla, consecuentemente, una parte del ingreso que no se
consume tampoco se invertirá y la demanda efectiva se reducirá, por lo que la
economía se contraerá y el nivel de empleo descenderá.
·
Propensión marginal al ahorro, definido como el
ahorro adicional por cada unidad extra de ingresos, Es decir, la propensión
marginal al ahorro por cada incremento en el ingreso es igual a ese incremento
menos la fracción de ese aumento que se consuma.
·
Multiplicador keynesiano del gasto de la inversión. Es
el beneficio que genera la inversión, descontando de esos beneficios futuros
los intereses pagados para financiar dicha inversión.
·
Preferencia por la liquidez “Tendencia que muestran las personas a
escoger activos líquidos frente a otros de más difícil realización" lleva
a la gente a atesorar o a tratar de tener dinero efectivo o disponible, Pero
esa preferencia por la liquidez puede llevar a acciones dañinas a la
conveniencia económica general. Por ejemplo, si hay incertidumbre o los precios
decaen fuertemente, la población en general puede preferir mantener su dinero
“en la mano”, tendencia que, si se generaliza, puede llevar a una
profundización seria de la disminución de la demanda por bienes y servicios o
incluso a un pánico bancario. Así, "la tasa de interés es el premio que
tiene que ofrecerse para inducir a la gente para conservar su riqueza en
cualquier otra forma distinta al dinero atesorado"
Quizás
la forma más fácil de aproximarse a la formalización de todo lo anterior es
considerar que constituye, en un momento dado, el poder de compra de un país.
Ese poder de compra es equivalente a la suma del ingreso de todos. Pero, dado
que el ingreso total de los individuos
se distribuye tanto en consumo como ahorros/inversión, cualquier aumento
del ingreso llevara a un aumento tanto del primer factor como del segundo. Es
decir, cuando el ingreso aumenta, el consumo aumenta, pero no tanto como el
aumento del ingreso. Lo mismo acerca del ahorro.
En
otras palabras, cualquier cambio en el ingreso agregado de una nación produce
una variación fraccional tanto del ahorro como del consumo del conjunto de los
habitantes.
La Cruz Keynesiana
Define
la llamada ‘’’función del consumo’’’, que se puede entender como simplemente
formalizando lo que se ha dicho anteriormente: que el consumo agregado es una
función de la fracción del ingreso que no se ahorra, es decir, es la fracción
dedicada a consumir. Más formalmente, que depende de la propensión a consumir.
Ahora, si la economía estuviera en equilibrio walrasiano o clásico, el consumo
o demanda agregada seria equivalente a la producción (todo lo producido seria
consumido y todos los ingresos solo vendrían de lo que se vende)
Si
representamos gráficamente lo anterior, eso constituiría una línea recta
bifurcando (en un ángulo de 45 grados) el rectángulo delineado por línea
vertical que representa la demanda agregada y la horizontal que representa el producto
agregado (o ingreso agregado). Es decir, a cada aumento en una unidad del
ingreso, existiría un aumento de una unidad en el consumo.
Si
bien lo anterior es una versión simple del análisis keynesiano, sirve para
mostrar tanto el origen del multiplicador keynesiano o efecto
multiplicador del consumo como el hecho que la economía puede estar en
“equilibrio” sin al mismo tiempo lograr pleno empleo de los recursos
económicos, incluido el trabajo, estado que es llamado “equilibrio keynesiano”
o “equilibrio macroeconómico”
6.- CONSIDERACIONES POLÍTICAS
Dentro de la coyuntura histórica, económica y
política, el keynesianismo y sus proyectos consecuentes como el Estado de
Bienestar y el desarrollismo dio a los
dirigentes mundiales la oportunidad de salvar la democracia, cuya existencia
llegó a verse amenazada debido al auge de las dictaduras producto de la
incapacidad del liberalismo clásico de resolver la crisis. Debido a esta razón
los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran
parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundial
hasta que en los años '70 un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento y
el resurgimiento de aproximaciones clásicas bajo el neoliberalismo.
Si
bien las repercusiones político-económicas de Keynes y varios de sus partidarios
son variadas, algunos creen que la idea del keynesianismo es salvar al
capitalismo o mantenerlo estable. Quizás con una visión un poco más medida
Waligosrky aduce que esas políticas fueron adoptadas "como una resguardo
contra el poder del mercado para socavar nuestras instituciones políticas y
sociales más valiosas, un mercado totalmente libre es definitivamente no el
mejor para una democracia, un mercado sin regulaciones no garantiza justicia ni
prosperidad.
Desde
el punto de vista del propio Keynes, y a nivel de la Economía política el punto
central de su teoría se basa en una percepción derivada tanto de Marx como de
Schumpeter. Ambos pensadores consideran que la crisis es, en el mediano y largo
plazo, una parte intrínseca del sistema capitalista (y que eventualmente lo
destruirán) Ambos pensadores permiten entonces a Keynes sugerir que el sistema
delineado por Adam Smith solo puede referirse a una etapa y momento específico
en el cual el capitalismo se estaba desarrollando pero que en general, ese
desarrollo no puede existir sin la crisis y no puede dar prosperidad a unos si
es que no se está explotando a otros.
Pero
tal respuesta, a pesar de ser correcta, podría quizás llevar a un equívoco: si
aceptamos que las crisis son parte inherente del capitalismo, la eliminación de
ellas demanda medidas que vayan más allá que ese sistema. En sus palabras
"solo el Estado puede restaurar los equilibrios fundamentales", y la
participación del Estado implica movimiento hacia el socialismo. El problema
(por lo menos para algunos) es que por un lado él desea que esa transformación
sea democrática y por el otro, cree que para eso se necesita un nivel de
comprensión y control sobre la economía que, en su tiempo por lo menos, no
existía.
El
propio Keynes no ve esa propuesta de acción estatal de utilización de los
ahorros privados a beneficio común como novedosa o extraordinaria en si misma.
Por el contrario, es algo -que en su opinión- todos los economistas saben y
aceptan, solo que es aplicada en casos excepcionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario